Categoría: VIda en la Ciudad
17May

Al momento de querer ir a pedalear al cerro, debemos saber que antes de bajar por ella y sentir el aire fresco, habrá que subir con esfuerzo. Para lograr esto, hay algunas técnicas a tener en cuenta para facilitarnos las cosas. Por supuesto el estado físico es determinante en estas situaciones, pero siempre podemos optimizar nuestro rendimiento.

En las bajadas lo que se prioriza es nuestra seguridad, evitando perder el control de la velocidad y estabilidad.

Pedaleando hacia arriba

– Evitar que la rueda delantera se levante y a la vez impedir que la trasera se quede sin adherencia.
– Si te paras en los pedales y avanzas el peso del cuerpo, controlas la rueda delantera, pero es fácil que pierdas tracción al pedalear, salvo que el terreno sea de roca seca y rugosa, y si te sitúas atrasado, la delantera queda sin peso y se levanta, con lo que pierdes el control.
– Visualizar de antemano el sendero que tienes por delante, anticipando los obstáculos posibles y si es posible sortearlos o no.
– Desde la posición neutra, con el peso centrado y el tronco inclinado en torno a 45º, comienza a acercar el pecho al manubrio a medida que empieza la subida.
– Flexionar los codos y llévalos hacia abajo para ganar estabilidad.
– Permanecer sentado para evitar que la rueda trasera pierda tracción. Si la inclinación de la subida es grande, es muy importante sentarse más cerca de la punta del sillín, en una postura que no es excesivamente cómoda, pero resulta efectiva.
– Pedalear con continuidad y con fuerza, sin tirones, como un motor eléctrico, no como una locomotora de vapor.
– Llevar una cadencia de pedaleo alta, así será más difícil que te atranques si pisas algún bache o lomo del terreno.
Subir pendientes pronunciadas es una combinación de técnica y dosificación de la potencia.

Si vamos hacia abajo

Cuando la velocidad aumenta rápido llevar un dedo sobre los frenos y, si la pendiente es muy fuerte, bajar un poco el sillín para poder ir con el cuerpo hacia atrás bajando al mismo tiempo el centro de gravedad
– Tienes que dejar que las ruedas sigan girando, evitando bloquear los frenos, sobre todo en las zonas más complicadas y cuando hay obstáculos. Acciónalos con suavidad e intenta rodar sobre las irregularidades.
– La vertical de tu centro de gravedad debe caer aproximadamente a la misma distancia de la rueda delantera y de la trasera.
– No desplazar el peso demasiado atrás, con lo que la rueda delantera se queda sin peso y es fácil que nos caigamos por falta de control o por pérdida de agarre de la rueda delantera al frenar.
– A más pendiente, más debes de atrasar y bajar el centro de gravedad, incluso dejando pasar el sillín entre las piernas. Tu postura ha de ser siempre dinámica, adaptándose a los posibles cambios de inclinación.
– Adelanta tu pie dominante, con el que te resulte más cómodo posicionarte de forma natural cuando dejas de pedalear.
– Si a mitad de bajada tienes que frenar más, también tienes que atrasar más el peso y acercarte más a la rueda trasera y no te olvides de volver a adelantar el peso cuando dejes de frenar.

Por favor, siempre ten en mente el autocuidado y de ser consciente de tus capacidades respecto al tipo del terreno donde pedalearas en ascenso y descenso.   

15May

Las bicicletas eléctricas generan voces opuestas de opiniones respecto al uso de ellas. Las personas que están en contra se enfocan mucho en conservar lo clásico y lo conocido, sin pensar que se abren nuevas opciones y posibilidades. Revisamos ahora las objeciones más comunes que tiene la gente para con las bicicletas eléctricas:

1. No hay que pedalear
Falso: una bicicleta eléctrica o e-bike no te lleva, sino que te ayuda a pedalear cuando necesites un poco más de fuerza. Y luego están, claro, las demás diferencias que son sin gasolina, no es necesario tomar seguros y licencia de conducir.

2. Corren demasiado.
El pedaleo de una bicicleta eléctrica convencional alcanza, según marca la normativa, los 25 kilómetros por hora. Si todos circulásemos a esa velocidad las ciudades serían mejores y más habitables…

3. Con ellas no haces ejercicio
No sudas… si no quieres sudar. Basta con apretar un botón para suprimir la asistencia al pedaleo, convertir cualquier bicicleta eléctrica en una normal… y romper a sudar, si es lo que te gusta. Escuchamos mucho eso de que ir en bici eléctrica es “hacer trampas”. Pero, de nuevo, la movilidad sostenible no tiene nada que ver con la competición ni con ser mejores que nadie.

4. Son para flojos o gente mayor.
La bicicleta no es sólo un deporte sino, sobre todo, un medio de transporte. Y puede haber gente que quiera desplazarse pedaleando sin hacer demasiados esfuerzos. Algún día uno sera viejo y querra seguir disfrutando de pedalear.

5. Se pierde la magia de la bicicleta.
Falso. Moverte sobre una e-bike mantiene intactas la gran mayoría de sensaciones que nacen de una bici tradicional. Y al mismo tiempo, aporta otras nuevas. ¿Has oído hablar de la sonrisa eléctrica? Es la cara de felicidad que todo el mundo tiene al subirse en una de estas máquinas por primera vez. Me consta.

6. Son demasiado caras.
El mercado de las eléctricas evoluciona muy rápido. Es posible encontrarlas por poco más de $450.000. Una bicicleta tradicional de calidad cuesta más!.

7. Necesitas carnet para conducirlas.
No, no hace falta carnet alguno para subirse a una bicicleta eléctrica y disfrutar de sus bondades (a menos que alcance los 45km/h, las conocidas como speed e-bikes).

8. Contaminan.
Es cierto que una bicicleta tradicional siempre será más sostenible, dado que las eléctricas cuentan con una batería que, al concluir su vida útil, ha de ser reciclada. Pero eso no impide que sigan siendo infinitamente más ecológicas que cualquier otro vehículo motorizado; su huella de carbono es 16 veces menor que la de un coche tradicional y 6 veces inferior a la generada por una moto de baja cilindrada.

9. La autonomía es limitada.
Así es. Pero, con una autonomía de 50 ó 60 kilómetros, rango en el que se mueve prácticamente cualquier bicicleta eléctrica, tienes para recorrer la distancia de tu casa al trabajo unos cuantos días. Y si quieres más, fácil: basta con una batería más potente. Sólo por curiosidad… ¿cada cuánto cargas tu computador o tu teléfono?

10. Requieren demasiado mantenimiento.
Una e-bike no necesita de muchos más cuidados que una bici tradicional. Los motores, especialmente si son de una calidad óptima, están preparados para aguantar miles de kilómetros sin dar un solo problema. Los expertos indican que “únicamente hay que prestar atención a la batería, ya que si no se carga en un plazo largo de tiempo las celdas se pueden deteriorar. Basta con darle un carga completa cada mes aproximadamente y no hacer descargas profundas”.

11. Son una simple moda más.
Es una revolución equiparable al mountain bike, que ha venido para transformar el concepto del ciclismo. Los datos no mienten, en Alemania se venden seis e-bikes por cada 100.000 habitantes, cifra que en Holanda alcanza las 16 e-bikes por cada 100.000 habitantes.

Juzga tú al avance de la nueva era de bicicletas pero que llegaron para quedarse, pensamos que sí.